-No te haces ni idea.
Es como tener por aquí al puñetero Tarzán recién salido de la jungla.
Me sorprenden las
críticas tan duras que recibe. El error de Netflix fue ofrecer, a algunos
críticos especializados, los seis primeros capítulos por adelantado. Y se nota
que han hecho la crítica desde esos seis. Los que la vieron entera antes de
abrir la bocaza, suavizan mucho más el tono.
Muchos dicen que no
tiene estilo ni visión propia. No es cierto. Como bien señala Claire, hasta
ahora habíamos visto a tres superhéroes atormentados. Iron Fist tiene un trauma de un recuerdo de la infancia pero no
está atormentado. Y cuando los críticos dicen que no tiene estilo propio
quieren decir que sí lo tiene, pero que no les gusta porque no es un depre. Pero son cosas muy distintas.
También he leído alguna
comparación con Arrow. Lo
mejor que tiene Iron Fist es
que nos muestra cómo debió ser Arrow.
Señalar dos deslices de guión en Iron
Fist cuando Arrow
tiene 10 por capítulo y preferir Arrow
es ponerse una diana en el pecho para que disparen a placer. Flechas o puños
cargados de chi.
Es una serie muy
disfrutable. Menos densa que las otras, con menos fondo, más para grandes
públicos, pero muy entretenida y, desde luego, muy superior a cualquiera de los
infantilismos de DC (Arrow, The Flash, Supergirl, Legends).
Además ofrece más cancha a los secundarios comunes de las 4 series: Rosario
Dawson y Carrie-Anne Moss.
Me gusta,
especialmente, Rosario Dawson. Una interpretación muy natural, muy
fresca. Es la enfermera que cose, remienda y grapa las heridas de los
superhéroes y que no deja de alucinar con lo brutos y lo insensatos que son.
Y Carrie-Anne Moss:
-Oh. Ya me conoces. No
me pierdo una buena incineración.
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