Tom va en casa de una
amiga. Cuando llega, hay tipos armados. Sale corriendo y, mientras huye, llama
por teléfono. Le disparan. La bala impacta en el móvil y las piezas quedan
incrustadas en su cerebro.
Ahora es capaz de usar
cosas electrónicas simplemente pensando. Y traza un plan para vengarse de
quienes le dispararon y violaron a su amiga.
El prota es un tal Bill
Milner al que no conocía de nada. A Maisie Williams, Miranda
Richardson y Rory Kinnear les conocéis todos.
Netflix no cuida sus
películas. Lógico, en cierto modo. Ya tienen un catálogo amplio de todo tipo de
cine. Pero hay que hacer muchas series para que a la gente no se le acaben
antes de morir.
La idea de la peli es
buena (tampoco muy original) pero la dirección es un espanto. La secuencia
final, el clímax, está horriblemente planificada y resuelta. Todo se mueve sin
ritmo, sin atrevimiento, sin alegría. El reparto no basta para salvarla.
Otra versión de
superhéroe realista en los barrios bajos de Inglaterra. Como si Ken Loach hiciese
una de superhéroes. Sólo que el director de la presente está a una galaxia y
media de ser Ken Loach.
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