Desde un punto de vista
económico es buena idea, a priori, publicitar La bella y la bestia como la película de Disney en la que sale
un homosexual. Creas polémica, se habla de ella, recaudas en la taquilla.
El problema viene
cuando confirmas que la película es innecesaria, irrelevante, totalmente
superflua y no aporta nada. Porque, a partir de ese momento, cuando la gente
diga que va a ver La bella y la bestia,
se referirá a la película de dibujos animados. Y cuando se quieran referir a la
peli que nos ocupa, dirán:
-Esa peli de Disney en
la que sale un gay.
Bueno, seguro que, a
partir de ahora, Disney lo hace con más frecuencia, así que dirán:
-Esa peli de Disney en
la que sale un gay y Emma Watson.
Y eso es un poco
triste.
Por otra parte tampoco
es un personaje muy atractivo (ni siquiera para muchos gays). Tiene tanta pluma
que no haces más que pensar en fundas nórdicas.
A lo que voy es que la
peli está hecha de modo impecable (magnífica ambientación gótica) pero no tiene
ninguna personalidad. No es El libro de la selva, no es una adaptación pensada. Eso sí. A la hora de
forrarse nadie les gana.
Que dure 130 minutos
roza lo delictivo.
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