La única razón por la
que he seguido esta temporada es porque, supuestamente, tiene relación con El mago de Oz. Y digo supuestamente
porque es una mera excusa para hacer lo que quieren.
Y ese lo que quieren debe entenderse en un
sentido muy amplio. Amplísimo. Nada tiene sentido en esta serie. Ni pies ni
cabeza. La mayor parte de las veces no sabes por qué los personajes hacen lo
que hacen, actúan como actúan. Van, vienen, se alían, se pelean, tan amigos,
tan enemigos… No se trata de complejidad. Es un barullo, el modo que los
guionistas tienen de seguir sacándose páginas de la manga. Como si cada
guionista no tuviese ni remota idea de lo que hizo su predecesor en el capítulo
anterior. O de lo que hizo él mismo.
Tarsem Singh dirige la serie y eso queda claro por su
personalidad visual. Sin duda le saca mucho partido a Gaudí. Quién nos
iba a decir que la Ciudad Esmeralda era el Parque Güell.
No habrá segunda
temporada. No volveremos a ponernos los escarpines rojos ni a visitar Oz. Que
vaya Dorothy a salvar a su madre, si quiere.
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