15/3/17

El viajante

Son un matrimonio de actores que ensaya Muerte de un viajante de Arthur Miller. Tienen que trasladarse de casa cuando su edificio colapsa. Y allí, en la nueva casa, ocurre la tragedia.
La elipsis de la ducha. Por supuesto nadie la habría rodado así en occidente. En Irán la elipsis era obligada. Pero eso la hace magistral. Sabemos lo que ha ocurrido por el relato de los vecinos, lo que oyeron, lo que pensaron, cómo reaccionaron…
Las consecuencias, claro. El derrumbe psicológico de ella, la incomprensión de él.  Como es habitual en el cine de Farhadi, las consecuencias afectan a más gente: el trato brusco con los alumnos, las recriminaciones a los compañeros de trabajo… El mal siempre tiene repercusiones sociales.
Y luego los diálogos de la obra teatral, el modo en que reflejan lo que a ellos les sucede.
Ese final dramático es muy astuto. Y la última escena, el maquillaje teatral, envejeciéndoles externamente, es un símbolo de su interioridad.
Se llevó el Oscar a la mejor película extranjera. Y van dos para el director. Hay menos sutileza en el aspecto moralizante que en otras películas de Farhadi, pero es otro análisis social muy interesante.

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