-McDonald’s… es…
familia.
Ray Kroc es vendedor
ambulante de batidoras. Raras veces vende una. De pronto, un local llamado
McDonald’s, en San Bernardino, le pide 8. Y cuando llega allí descubre un
producto de calidad, rápido y barato. Ray les propone abrir franquicias.
Muy interesante. El
director no juzga. Expone los hechos acerca de cómo se fundó, creció y se
desarrolló la empresa en sus primeros años. Lo hace, además, de modo muy
inteligible, muy claro, con un ritmo muy logrado y recursos interesantes.
Es, también, una
expresión de los negocios en América. Cualquier persona con una idea brillante
puede triunfar. Pero el individualismo puede echar todo a perder. También está
bien contada la relación de confianza inicial entre los hermanos McDonald y Kroc.
Para ver luego la evolución en la que la ambición aniquila amistades y familia.
E insisto: sin juzgar.
Michael Keaton funciona bien como Kroc, acompañado por su
sufridora esposa Laura Dern (¡qué distinta a la de Big Little Lies!). Pero el mejor es
un Nick Offerman muy contenido en el papel de Dick McDonald.
John Lee Hancock consigue que un biopic sobre el mundo de los negocios me
atrape. Y eso, créeme, no es nada fácil.
-Los contratos son como
los corazones. Están hechos para romperse.
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