Ha terminado la Segunda
Guerra Mundial. En las costas de Dinamarca quedan 1.500.000 minas terrestres.
Los encargados de desenterrarlas y desactivarlas serán 2.000 prisioneros de
guerra, soldados alemanes que son pocos más que niños. La mitad morirán o
quedarán mutilados.
Mal alimentados y
humillados viven en condiciones inhumanas y mueren reventados por las minas. Un
sargento danés dirige a 14 de los chicos alemanes.
La película resalta las
consecuencias de la guerra, el resentimiento acumulado, el deseo de venganza.
Pero lo más interesante es la evolución del sargento. El odio profundo que
guarda se va transformando en misericordia ante la contemplación del sufrimiento
ajeno.
Es bastante
minimalista, con pocos personajes, pero hay escenas fuertes y dramáticas.
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