26/2/17

Swiss Army Man

Ante este tipo de películas caben dos posibilidades.
La primera de ellas es decir la verdad simple y llana: es una estupidez, una majadería, una tontería que puede tener cierta gracia en algún momento, pero que a la larga cansa. Y mucho.
La segunda es buscar un mensaje detrás. Tratar de hallar cuál es el fondo que se oculta tras la forma.
En este caso es recomendable volver a la primera cuestión. Porque es la verdad: es una estupidez, una majadería.
El mensaje es bobo, elemental, obvio y se ha contado muchas veces, de muchas maneras mejores y por gente mucho más inteligente que los directores de la presente. No es obligatorio ser un genio, desde luego. Pero precisamente por eso, cuando uno no lo es, debería mantener la cámara de cine bien guardada hasta que se le ocurra el modo adecuado de hacer una película apropiada. Mejor estar callado y parecer tonto que abrir la boca y confirmarlo.
El problema no son las flatulencias. Es la acumulación de flatulencias. No son los chistes malos. Es la repetición de los mismos chistes malos. Probablemente Daniel Radcliffe no tenga nada mejor que hacer. Pero me da pena por Paul Dano, que sí es un actor como la copa de un pino. 

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