Tom Ford es muy pedante, muy pretencioso. Que un grupo de
críticos le haga la pelota no significa que sea buen director. Significa que
algunos críticos le hacen la pelota.
Centrémonos en la
secuencia de la carretera. Hitchcock sabía cómo se construye el
suspense. Cada secuencia habría tenido la conversación provocadora, el
detonante, el clímax. Y pasaría a otra secuencia con los mismos elementos. Tom
Ford repite hasta tres veces ese ciclo. Y entonces deja de haber suspense
para ser una pesadez.
Ese ciclo repetitivo
(y, por tanto, pesado) lo emplea en todas las demás secuencias. Dos o tres
veces. Las dos horas de metraje son totalmente injustificadas. Por otra parte,
la estructura de presente, pasado y novela es muy obvia en su significado y
paralelismos.
Para algunos es una
película perturbadora. Lo único perturbador para mí fue la melena de Amy
Adams, tapándole un ojo. Me pasé la peli temiendo que se diera un golpe con
la jamba de la puerta o que se metiera la patilla de las gafas en un ojo. Todo lo
demás es muy pesado, muy cansino.
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