21/11/16

Un traidor como los nuestros

El planteamiento es muy del estilo John LeCarré porque está basado en una novela de John LeCarré. Esta perogrullada tiene sentido porque, una vez planteada la trama, la historia se derrumba y avanza espasmódicamente, sin un pulso firme. Deja de parecer de John LeCarré para convertirse en una pequeña bobadita.
No está Smiley. No está Circus. Está un Damian Lewis al mando que no hace ni sombra a los personajes fuertes del escritor. El mejor es Stellan Skarsgard, que da vida a ese ruidoso mafioso ruso con intenciones de pasarse al lado británico, actuando como si el mundo fuese suyo aunque consciente de que su vida pende de un hilo.
Muy normalita.

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