-Los cementerios
políticos están llenos de personas que fueron leales a los idiotas.
La excusa para ver esta
serie (no es buena excusa, pero es lo que hay) era la presencia de Anna Torv,
a quien no veía desde Fringe.
Y resulta que la serie es bastante interesante.
Anna Torv, aquí, es una periodista De esas que, cuando hace
preguntas, son como balazos. Un día descubre un cadáver destripado junto al río
al que la policía no le deja acercarse. Y como a ella no le parece que en el
río haya tiburones, decide investigar un poco más.
La serie es interesante
porque muestra algo que no es muy conocido: los tejemanejes políticos y
diplomáticos de Australia con China, Japón, Estados Unidos. Un conflicto de
intereses muy potente. Lo preocupante (se ve que en todos los sitios cuecen
habas) es que la prensa ha alabado su realismo, han elogiado que muestre tan
fielmente cómo funciona la política australiana.
El final es bastante
desolador. Espero que haya segunda temporada. No para que lo mejoren
necesariamente, sino porque me pareció una intriga muy bien llevada durante
seis capítulos.
Muy bien Jacki
Weaver (tan malvada y manipuladora) y Damon Herriman (el palurdo
Dewey de Justified a quien el
año pasado le di un premio al peor vestuario) en el mejor papel de transexual
que he visto.
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