1862. Guerra civil americana. Newton Knight
lucha en el bando confederado pero es una guerra que no entiende. Sin esclavos,
enamorado de una mujer negra y harto de los desmanes del ejército, decide crear
su propio ejército de negros y desertores y convierte el Condado de Jones en
una república.
Una película, desgraciadamente, muy anodina.
Es un ejemplo claro de cómo el didactismo, su afán por denunciar injusticias,
destruye la historia, el drama, el ritmo, la psicología de los personajes. Gary Ross rueda una escena, coloca su
mensaje y pasa a otra. Sin emoción alguna. No le interesa para nada lo fílmico.
Cree que es suficiente citar los abusos contra los afroamericanos.
Y no, no vale. Tenía potencial para alcanzar
la fuerza de 12 años de esclavitud
pero, después de dos horas y veinte cansinas, sólo logra una anécdota que
apenas deja huella.
Da igual que tengas a Matthew
McConaughey y a Gugu Mbata-Raw. Ni siquiera encuentran espacio para
definir a sus personajes.
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