25/9/16

Florence Foster Jenkins

Florence Foster Jenkins es una ricachona filántropa amante de la música que se considera a sí misma una gran soprano. Y es una cantante horrible. Su marido la apoya en todo con tal de verla feliz. Por ejemplo, en los conciertos, todo el público estaba pagado para que aplaudiese.
Y Meryl Strep, una vez más, está descomunal. Y qué bien la apoya Hugh Grant. Y al piano Simon Helberg alucina con todo el montaje pero, en fin, le pagan muy bien. Vaya caretos que pone.
Es una delicia ver cómo interpretan toda esa afectación, ese esnobismo, ese despliegue egoísta de vanagloria. Cómica, burlona y, a la vez, muy triste. El retrato de esa patética mujer, su bondad, su ingenuidad, su estupidez.
Uno de esos personajes tan absurdos que sólo puede basarse en la realidad. Su historia es tan conmovedora como majadera. Y el mundo de la música tan elevado en sus aspiraciones como mezquino en su práctica.

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