-No sabes cómo me alegra comprobar que aún
disfruto con la belleza.
Para mí una de las mejores pelis en lo que
va de año. Ahora lamento no haberla podido ver en cine cuando salió.
Es una de esas películas en las que no pasa
nada y, sin embargo, es fácil dejarse llevar por cada escena, cada
conversación. Simplemente disfrutar de las relaciones humanas, las grandes y
pequeñas preocupaciones, la decoración de una puerta corredera, el adulterio,
el licor de ciruela, la muerte, los conflictos de la vida misma. Sin
histrionismos pero sin levedad.
Tres hermanas. El padre que las abandonó
hace 25 años acaba de morir. Descubren que tienen otra hermana. Y deciden
llevársela a vivir con ellas. Eso es todo. La sombra del padre, las
consecuencias de una ruptura y un engaño, el intento por comprender.
Qué bien captada la psicología de cada
hermana, qué bien escritos cada uno de sus personajes y qué bien interpretados.
Hay un tema que se repite en el cine de Hirokazu
Koreeda (Caminando, Milagro, De tal padre, tal hijo). Entiende la familia como un lugar en
el que incluso de los errores surgen cosas positivas. Fiel a su estilo, ofrece
una propuesta cargada de humanidad, sin moralinas, sin juicios. La vida es así,
complicada. Y, simplemente, buscamos el mejor modo de ser felices.
Exquisita.
-Mamá era imbécil. Me gustaría haber pasado
más tiempo con ella.
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