Para mí, el gran misterio de esta película,
es cómo lo hizo Spielberg para conseguir que François Truffaut
participase en ella. Tú ves la forma de dirigir de uno y otro y parece que ahí
no hay ningún punto de conexión. Aunque tal vez Farenheit 451, temáticamente, les emparenta de algún modo.
Da igual. Misterio aparte (y es bueno que
las cosas guarden siempre su misterio) Encuentros
en la tercera fase es una de esas rarezas de ciencia-ficción donde los
alienígenas no son el enemigo a batir. Alienígenas amigos. Vemos poco eso.
Y ni siquiera a ello se le dedica mucho
tiempo. Es una película sobre el asombro, sobre la sorpresa, sobre la capacidad
del hombre para sentirse anonadado ante el misterio. Cuanto más grande es
nuestra sorpresa (nuestra obsesión) ante el misterio, más humanos somos.
Hay cosas que, hoy, no me gustan. Los muchos
minutos que roba el intento de los militares para impedir el acercamiento de
los curiosos. Pero hay cosas fascinantes. Esa profundidad de campo en la Torre
del Diablo, con los protagonistas en primer plano y el campamento científico a
lo lejos. Sí. Spielberg sabía que era un plano maravilloso y vaya si se
regodea en él, sacándole el máximo partido.
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