Sokurov sigue haciendo cine a
su aire. Le importan un bledo todas las fórmulas narrativas, las normas, los
clichés.
Francofonia es un documental sobre el
Louvre. Muy distinto al que hizo sobre el Hermitage en El arca rusa. Y, en el fondo, similar, porque los temas son los
mismos: el diálogo con otros hombres del pasado gracias al arte, la importancia
del retrato, las desventajas de la iconoclastia. Y el asombro porque los mismos
que construyen ese arte provocan guerras desastrosas.
Sokurov destaca el momento de
la ocupación nazi, el encuentro entre el director del Louvre y el supervisor
nazi que le van a poner. Que resulta ser un conde educado y con gusto que hará
lo posible para que las obras del museo no sean trasladadas a Alemania.
Al mismo tiempo, Sokurov mantiene una
charla por Skype con un capitán de un carguero que transporta obras de arte y
que se encuentra en medio de una tormenta. Una metáfora interesante.
Y no faltan esos toques de humor raro que a
él le gustan. Napoleón colándose en el documental una y otra vez. Y Marianne,
la chica que sólo sabe tres palabras: liberté, egalité, fraternité.
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