Es típico de estas películas que nadie crea
al niño. Hasta que faltan 20 minutos para el final y entonces se monta gorda.
Aquí no pasa eso. En cuanto la madre duda,
ocurre algo que no permite dudar. Y lo mismo pasa con los polis y luego con los
periodistas. Eso está muy bien. No crear suspense idiota fue parte del éxito de
Expediente Warren y aquí
repiten la fórmula.
El matrimonio de exorcistas se traslada a
Inglaterra para ayudar a una mujer y sus cuatro hijos.
La película funciona con corrección. Mezclar el terror con un poco de investigación funciona mejor que el terror a palo seco. No me
gustan todos esos ruidos intensos y unos cuantos recursos baratos, pero la
tensión está conseguida y hay unas cuantas ideas visuales bastante majas.
Mantiene el alto nivel de la primera parte.
Tampoco inventa nada nuevo, pero está
contada con vigor, con drama y con algunos toques de humor muy bienvenidos.
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