29/5/16

Un doctor en la campiña

Cuando Lilti dirigió Hipócrates me sorprendió por su visión ácida de la supuestamente maravillosa medicina francesa. Su visión de un hospital público era una mirada decepcionada.
Ahora se va al ámbito rural. En Hipócrates veíamos las dificultades de dos médicos para hacer lo correcto dentro de una estructura que apenas lo permitía.
Aquí hay dos médicos con menos medios, pero con todo lo demás a favor para dar un buen trato a los pacientes, para ser verdaderamente humanos. Son personas con conflictos pero volcadas en ayudar a los demás.
Una historia sencilla porque rehúye el artificio. No busca efectismo, ni prolongaciones innecesarias de tramas, ni puntos de suspense innecesarios. Eso le da un aire muy realista que aporta un gran atractivo.
Es una peli optimista porque es muy humana. Y prueba que, una vez que sales del esnobismo parisino, los franceses pueden ser bastante normales.

No hay comentarios: