999 es el código para alertar de un agente
caído. Lo que hace que se muevan todos los polis en ayuda de su compañero.
Unos polis corruptos, pillados por la mafia
judía rusa, tienen que hacer unos favores y se les ocurre que provocar un 999
es una gran idea.
John Hillcoat
es un aspirante a Denis Villeneuve. Pero le faltan muchas lecciones que
estudiar. Cree que la sangre, las amputaciones, las escenas bestias, la burrada
por la burrada, sustituyen al drama. Aún peor. Cree que eso oculta los enormes
agujeros de guión.
Porque ya me dirás tú si, lo que pasa con la
jefa rusa, no podían haberlo hecho antes de pifiarla. Y lo del juguetito si no
es de lo más rocambolescamente inverosímil que te puedas imaginar. O si lo de Woody
Harrelson no es una tontería caprichosa propia de quien no sabe cómo cerrar
una peli.
El reparto es un lujo pero ninguno de los
personajes tiene la más mínima profundidad.
En fin. Muy sucia, muy sórdida, muy tremenda
y tan increíble todo que te deja indiferente.
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