La guerra moderna. Los objetivos están en
Kenia, el general (Alan Rickman) y la coronel (Helen Mirren) en
Inglaterra, el piloto del dron (Aaron Paul) en Nevada, la analista de
imágenes en Pearl Harbour.
Hay en la película unos argumentos éticos
militares, unos argumentos éticos legales y unos argumentos éticos políticos.
Que no coinciden entre sí y obligan a llegar a acuerdos. ¿Disparamos o no?
Ganamos militarmente, perdemos jurídicamente, quizá puede dañar políticamente
¿Y los argumentos éticos morales?
Nada oye. Esos no los plantea nadie. Al
menos por adelantado. El piloto y la cabo ayudante tienen sus restricciones. Al
fin y al cabo son los que aprietan el botón.
Lo moral, la culpa, el daño, viene después.
En silencio, internamente. No pronunciado y demasiado tarde.
La guerra moderna: nadie piensa en
responsabilidad.
Entretenida. Pudo ser mucho mejor, pudo ser
mucho peor. Me habría gustado más debate de fondo, pero lo cierto es que el
ritmo está muy conseguido.
La niña del hula-hop es una artista. Hace
que parezca fácil mover el puñetero aro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario