Hay dos historias dentro de esta película.
La primera historia, la que ocupa la mayor
parte del metraje, la de peso aparente, es un juicio. Dictaminar si un padre es
el responsable de la muerte de su bebé. Pero descubrimos de pronto que esa
historia está ahí para presentarnos la trama breve, la muy cortita, la que
realmente importa. El juicio estaba ahí para mostrarnos el modo de ser del juez
y de una de los miembros del jurado.
Él es un tipo seco, áspero, encerrado en su
mundo leguleyo. Ella es una médica con un instinto brutal de preocupación por
los demás, de interés por las otras personas, de pensamiento volcado en el
otro.
Hay una conexión entre ambos. Conocemos su
presente (el juicio) y conoceremos su pasado próximo.
Desembocamos así en una historia no contada,
la futura, que podríamos llamar romántica. Tal vez, pues no llegaremos a conocerla.
Me ha parecido una peli sugerente. Con muy
buenas interpretaciones, muy naturales. Estaba ahí Sidse Babett Knudsen
(Borgen) que fue el reclamo. Y
me alegro porque, de otro modo, no la habría visto.
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