Una película poblada de gente buena, gente
normal, gente inmigrante, con dilemas cotidianos, con la nostalgia de los que
quedaron atrás y a los que probablemente nunca se volverá a ver, de los que se
sacrifican por nosotros y de lo que nosotros hacemos por ellos.
Una historia romántica sencilla pero con
humanidad. La estructura es la de siempre: chico y chica se conocen,
separación, reencuentro. Pero no por las chorradas habituales. Es la vida, la
muerte, las circunstancias, los pequeños problemas, las decisiones que hay que
tomar fuera del ámbito del amor. El amor surge de todas esas cosas, pero no porque
el guión lo fuerce.
Encantadora, amable, con un puntín de
tristeza y otro de comedia.
Majete el chico italiano que va a los bailes
irlandeses, genial la canción que canta el mendigo irlandés en el comedor
social, gracioso cómo aprender a comer espaguetis.
No hay muchas pelis románticas que soporte.
Esta sí la soporté. Con agrado.
-Ser atolondrada es el octavo pecado
capital.
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