No hay tema pequeño. Si eres bueno, un
artista, puedes sacar petróleo de cualquier cosa. Se me ocurren ahora Salinger
y Melville. Así pues, ¿un concurso de aviones de papel puede convertirse
en algo grande?
Pues no. En este caso no.
69,13 metros es el récord.
La peli sirve para ver que, efectivamente,
hay campeonatos internaciones de aviones de papel y que hay gente para todo. Y
poca cosa más. Los conflictos familiares y las competiciones se mueven conforme
a los clichés habituales.
Es una peli maja para chavales, un cuento
imaginativo, bien rodado. Pero su sencillez roza la ingenuidad.
Me gustó la rascada en la pizarra al estilo Tiburón.
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