18/10/15

La cumbre escarlata

Una chica que ve fantasmas no remite necesariamente a El sexto sentido. Como dicen en la peli: son una metáfora del pasado. Pero sí remite, por su trama, a la Rebeca de Hitchcock, por su ambientación al Sleepy Hollow de Tim Burton y por su inspiración a La caída de la casa Usher de Allan Poe.
La imaginería de Guillermo del Toro es potente. Cada plano es una pintura, un cuadro romántico-gótico-terrorífico. Juntos o separados. Bailes, castillos escoceses, vestuario… Una puesta en escena recargada y preciosista.
Luego están esos tres monstruos: Mia Wasikowska, Tom Hiddleton y Jessica Chastain (ayer, en Marte, capitana de una nave espacial) reconvertida hoy en una perra muy perra. Una perra demente y descerebrada, puro veneno, maldad destilada.
Pero le falta algo. O, mejor, le sobra. Le sobra metraje. Sobran esos 20 minutos que parece necesitar toda película de Hollywood para resolver el clímax con el combate final que, todo sea dicho, es bastante crudo. Le sobra eso y otros minutillos más en el castillo escocés. Media hora menos y habría quedado muy redonda.
Y, bueno, el fantasma de la madre ya podría haber usado otra pista y, en vez de decir eso de la cumbre escarlata, podía haber dicho: ojo con esos hermanos que son muy chungos.

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