Otra de esas castañas de Boorman en
la que ni siquiera sabes muy bien qué quiere contar. Bueno, sí lo sabes. Pero
no lo consigue.
Reina y patria es un relato costumbrista y decadente, olfateando
la línea de Retorno a Brideshead.
En realidad no lo es. Lo pretende. Pero se queda muy lejos de sus propósitos.
Hay una trama, la del reloj robado, que
quiere funcionar como eje. Dos sargentos que deciden jugársela al sargento
mayor. Por una parte, como eje, se lleva un metraje abusivo y resulta agotadora.
Como signo de decadencia, es bastante irrisorio. Como irrisorio quiere
funcionar como comedia, pero es simplemente patética.
Los conflictos que se presentan habrían
quedado de pegada en un instituto. En el ejército son lamentables. Trastadas,
pequeñas faenas, amoríos y gente adulta (generales, aristócratas, burgueses)
movidos por motivos adolescentes.
Total, que si la historia de Boorman no logra
ser decadente, su cine sí lo es. Muy, muy trasnochado y casposo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario