No es la mejor película de Shyamalan,
cosa que todos nos figurábamos. No es la peor, cosa que era lícito pensar. Es
una de terror como muchas otras.
Una chica de 17 años y un chico de 13 acuden
a visitar a sus abuelos por primera vez en la vida. Los abuelos tienen sus
excentricidades. Al principio. Luego quizá sea algo más. Toda la película es un
supuesto documental que filma la chica.
Tiene algunas ideas majas. Para empezar los
abuelos. Todo el mundo asocia los abuelos a buenos sentimientos y gente maja.
Pura ternura. Convertir a los abuelos en seres siniestros es loquísimo y
resultón. También es buena idea la abundancia de humor. Y lo son esos momentos selfie en los que vemos el miedo por
encima del hombro de la chica antes de que lo vea ella.
Por lo demás no hay grandes novedades. Bastante
previsible, incluso en su giro sorpresa. Entretenida sí, pero está claro que Shyamalan
dio hace años todo lo que podía dar.
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