-Cocaína: natural, orgánica, sana.
Los narcos son muy brutos, de entre ellos
Pablo Escobar fue el más bruto y la serie es muy bruta. Tiene escenas
impactantes y muy llamativas, escenas espeluznantes, como esa discusión sobre
si pegar un tiro a una bebé o no (muy mona con la camiseta/babi de la DEA).
Al igual que con otras series de este
estilo, El capo de Corleone, por ejemplo,
me acaban agotando tantos asesinatos, tiroteos a coches, persecuciones por
calles, bombas. A la larga, el toque dramático y noqueador, se vuelve
repetitivo. Te insensibiliza. Que vaya a existir una segunda temporada
significa un estiramiento que creo injustificado. Debió ser una miniserie.
Es potente, sí, no lo niego. Una serie
poblada de gente desagradable (Pablo, su madre, Gustavo, Valeria, Gacha, Pacho,
los Ochoa, los agentes de la DEA, la policía colombiana…) con motivaciones desagradables
que sólo algunos toques de bondad hacen respirable.
Me encanta la irónica voz en off del agente Murphy.
Sí. Y la cárcel La Catedral también, claro.
-En poco tiempo Miami se convirtió en adicta. Lo
digo en serio. Era como si toda la ciudad fuera de un lado a otro para
conseguir esta mierda. Los hippies fueron reemplazados por colombianos. Y estos
no llevaban chanclas.