Jack vive con su hija Lu. Patrick con su
perro. Jardín con jardín. Son, quizá, los últimos supervivientes del mundo tras
la invasión zombi de hace nueve años.
Y entre ellos no se hablan.
Me ha gustado bastante. Durante más de una
hora se trata de un drama. Lo que somos, lo que hacemos, los miedos, los odios.
En lo que nos convertimos. Los zombis son un símbolo para aislar a los
personajes en su intimidad y expresar su carácter.
El final, con más acción para que se luzcan
los zombis, también tiene su sentido. La necesidad de una metamorfosis, de un
cambio en las vidas.
Miguel Ángel Vivas
reúne a Matthew Fox, Jeffrey Donovan y Clara Lago para
construir una trama de tensión, algo de terror y un ajustado punto de drama.
Me encanta la niña y esas sonrisillas:
cuando mira bajo la falda de la Barbie o cuando se las apaña para capturar a un
zombi.
Bien. Una historia bien resuelta con tan
solo un puñado de personajes.
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