Ha terminado la II Guerra Mundial. Alemania
ha quedado dividida. Nelly se ha reconstruido la cara, gravemente deformada en
el campo de concentración. Toda su familia fue asesinada y ahora es rica.
Y con su nuevo rostro, fingiendo ser otra,
busca a su marido para averiguar si es cierto que él la vendió a los nazis. ¿O
quizá es que aún sigue enamorada de él y aún le quiere? Porque eso fue lo que
le dio fuerzas para sobrevivir al campo de concentración.
Phoenix es el nombre del club en el que ambos tocaban.
También es el pájaro que resurge entre sus cenizas, Nelly buscando la verdad de
la realidad y la de sus sentimientos.
Chirstian Petzold
habló en Bárbara de las
consecuencias del comunismo en Alemania. Ahora habla de las del nazismo. Una
película muy abierta, sobria, sin muchos diálogos. Es sugerente esa mezcla de
engaño y fingidas primeras citas. Su final, también abierto, es potente.
Otra denuncia interesante de las secuelas a largo
plazo que dejan los totalitarismos. Nina Hoss vuelve a estar espléndida
en su papel de Nelly.
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