A ver. Paul Feig tiene su lado
divertido. Y se ve que con Melissa McCarthy como protagonista ha
encontrado la gallina de los huevos de oro. Es, innegablemente, divertida.
Pero, como en muchas otras comedias de este
tipo, de esta época, creen que no hay que molestarse en crear diálogos
brillantes y basta con sustituirlos por ese humor más tosco y burdo que una
sopa de lejía.
Así, lo que podría haber sido una parodia
muy ingeniosa de James Bond, se queda en un cliché graciosillo. Howard Hawks
y Billy Wilder habrían hecho una obra maestra de la comedia. Paul
Feig hace dinero, pero nada más. Así que ya tiene lista la siguiente
(también con McCarthy), fabricación en serie. Imposible escribir un buen
guión.
Luego, claro, están Jude Law, Jason
Statham, Rose Byrne, Miranda Hart, Allison Janney, Morena
Baccarin, Bobby Cannavale… Un repertorio lujoso que se ríe de sí
mismo. Y del espectador al que le sacan los euros/dólares por decir 5 tonterías en 3 minutos.
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