Abi y Doug se llevan a los tres niños de
vacaciones a Escocia para celebrar el cumpleaños del abuelo. Allí se encuentran
con los tíos y el primo. Y otras 215 personas. Pero Abi y Doug se están
divorciando y no quieren decir nada para no preocupar al abuelo. Sin embargo,
los niños son los niños.
Francamente, en cualquier otra
circunstancia, criticaría esta película, la acusaría de demasiado simple, de
tener un mensaje muy obvio, de no profundizar en serio con los temas.
Pero... Los tres niños tienen el protagonismo.
No los gritos de los padres ni las discusiones ni el melodrama ni el drama. Los
tres niños, sus frases a destiempo, su sinceridad despiadada y sus trastadas. Todo
eso de la preparación de un funeral vikingo me pareció una ocurrencia
divertidísima. Muy, muy buena.
Luego se desmadra con el vídeo de youtube y
otras bobadillas y deja de ser un drama para deslizarse a la comedia pura y,
por desgracia, casi tontorrona.
Bien, entretenida, pero alguien debió poner el
freno. Rosamund Pike, David Tennant y Billy Connolly consiguen
sacarla adelante.
-Al final todos somos ridículos y nada de esto
importa.
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