Eva deja la policía de Estocolmo y vuelve a Silverhöjd,
donde acaba de morir su padre y donde desapareció su hija Josefine años antes.
Ahora ha vuelto a desaparecer un niño y Eva cree que ambos casos están
conectados.
Y Josefine aparece. Pero rara.
Un pequeño pueblo, una fábrica de celulosas.
Un parásito llamado jordskott que puede controlar el cuerpo. Unos no-humanos,
unas “hadas”. El bosque.
Un poli que no se entera de nada, otro poli
que parece que tampoco se entera pero sabe mucho, una niña autista que sabe más
que todos juntos.
Un cuento de hadas moderno.
Jordskott es efectista, con giros inverosímiles (no,
inverosímiles no: imposibles), con un suspense mantenido de forma tramposa y,
sobre todo, adictiva si te va el rollo. Ojo: sólo si te va el rollo. Si no es
así, déjalo porque no harás más que pensar en sus trampas y efectismos durante
los primeros 7 capítulos.
En cualquier caso, aunque a mí me va, creo que no
acaban de encontrar el tono. No es fácil mezclar lo policial y la fantasía. Una
ecuación compleja que no resuelven del todo bien.
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