Winter lleva un caso en el que una mujer ha
sido asesinada. Lachlan sigue con un caso de hace 8 años sobre una mujer
asesinada de modo similar. Harris, agente federal, sigue el intento de
asesinato de una mujer que llevaba un tatuaje idéntico al que tiene la mujer
que investiga Winter. Así que los tres cooperan y se estorban según conviene.
¿Tres coincidencias o tres conexiones?
Tramas, tramas, tramas. Ramificaciones y más
ramificaciones. Compleja, enrevesada, pero controlada al milímetro.
Esta miniserie australiana lo tiene todo:
narcotráfico, un porrón de asesinatos, asuntos internos, infiltrados en la
poli, fiscales, tráfico humano, forenses… Es convencional, sí, pero con un
ritmo incesante y adictivo.
El final destroza todo lo anterior. Está muy
traído por los pelos. Cuando han levantado toda la mierda del mundo, en todas
las direcciones, se les ocurre preguntar a la única testigo: la niña. Y la
respuesta es bien sencilla.
Muy entretenida pero debieron cuidar más ese final.
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