Jack nació en Edimburgo, la noche más fría
del mundo, con el corazón congelado. La comadrona, para salvarle, sustituyó el
corazón con un reloj. Tres reglas había de cumplir: no tocar los engranajes,
dominar su cólera, no enamorarse.
Pero conoce a una chica, claro, y se embarca
en un viaje hacia Andalucía pues ella canta flamenco.
Muy imaginativa, muy ocurrente, muy
melancólica y, finalmente, muy, muy triste.
Una de esas pelis de dibujos animados que no
es para niños, que mira al amor como imposibilidad. Todos los personajes están
heridos por el amor, incapaces de recuperarse por los estragos causados. La
filmación de Méliès de Romeo y
Julieta es la esencia de la narrativa.
El corazón es un reloj: el tiempo. Ese
tiempo que destruye absolutamente todo. Por encima del amor, el tiempo.
Está bien elegida la cantante Olivia Ruiz
para poner voz a Acacia. Francesa, descendiente de españoles, puede alternar entre
ambos idiomas y se marca una La
Malagueña bastante maja.
Pero la peli te deja con bastante mal cuerpo, la
verdad.
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