Si eres un fan de Terry Gilliam y
piensas que incluso The zero theorem
es defendible, no sigas leyendo.
¿Qué haces? Te he dicho que no sigas
leyendo. ¿Por qué estás ahí?
¿Sigues? Bueno. Tú verás lo que haces.
No me gusta Terry Gilliam. Su única
película buena, gracias en gran medida a la genial interpretación de Brad
Pitt, es Doce monos.
Si eres un fanático de Gilliam en
general y de la película Doce monos
en particular, odiarás la serie. Esa peculiar estética, sucia, estrafalaria, no
está presente aquí. Pero a mí no me preocupa mucho el apegamiento a su esencia.
La serie, es verdad, no es nada del otro
mundo. Pero si te gustan las paradojas temporales, saltos en el tiempo
contradictorios y demás (sin hacer preguntas), puedes disfrutar decentemente de
la serie. A mí cada capítulo me costaba más. Suspender la incredulidad está
bien para un rato. Luego ya no cuela.
Desde luego, otra temporada más no tiene mucho
sentido. Hasta ahora podían apañar decentemente las cosas porque tenían claro
qué contaban. A partir de ahora, estirar la trama, sólo conseguirá convertir
las paradojas en absurdos y 12 monos en caprichos que se vayan ocurriendo sobre
la marcha.
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