Niños apuñalados, mujeres arrastradas por
coches, gente desangrándose tras un tiroteo, accidentes de tráfico, incendios…
Cuanta más sangre, mejor.
A eso se dedica Louis Bloom, merodeador
nocturno, prensa amarillista. Graba el morbo, el sufrimiento de los demás, para
venderlo al mejor postor. Louis Bloom, el retrato de un auténtico carroñero, un
completo amoral.
Y Jake Gyllenhaal encarna a este
sinvergüenza revistiéndole de buenos modales, de labia y de aparente buena educación.
Lógicamente la espiral va a más y cada vez quiera algo más impactante.
Y está la jefa de contenidos de la cadena de
televisión que le compra esos tesoros, consciente de que hace algo inmoral y se
preocupa tan solo de la legalidad. Y la turbia relación que se establece entre
ellos.
Sórdida pero muy sugerente. Es decir, que cuando
veas eso en la tele ya sabes qué
clase de persona se dedica a ello. Y tú eres cómplice.Muy buena peli. Que Gyllenhaal no se candidato al Oscar es otro absurdo más de estos premios.
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