Un hacker, Nomad, se cuela en el
MIT y entre otras cosas toquetea asuntos de un par de alumnos. Estos chicos le
rastrean hasta un lugar de Nevada y deciden acercarse por allí, con la novia de
uno de ellos, para tener unas palabras.
Por una parte la película tiene tensión,
intriga y, a ratos, es enormemente inquietante. Un pequeño juguete de
ciencia-ficción que va evolucionando al ritmo de mentiras y secretos.
Lawrence Fishburne
está ahí en un papel un poquito Matrix
y un poquito gallego (no te doy respuesta, te hago otra pregunta) y el trío de
chavales funciona razonablemente bien.
Pero ese final… Ese final deja unos agujeros
de guión enormes. Desde la perspectiva de la conclusión carecen de sentido muchas
cosas: la persecución, el anuncio de la televisión y, bueno, en realidad, casi
todo.
Otro vuelta de tuerca al área 51, bien desarrollada, perezosa para concluir.
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