Ruta del Pacífico, de México a Canadá.
Cuando alguien emprende un viaje así, lo
hace porque sí. Puede haber un pasado, unas circunstancias. Pero la gente torea
con su pasado y circunstancias de muchas maneras sin hacer un viaje loco en
solitario.
Lo hace porque sí. El sentido está en el
viaje. Por eso le sobran todos los flashback.
Todos. No me importa la caótica vida de sexo, alcohol, drogas, violencia
doméstica, aborto, divorcio… El director quiere mostrar que es una chica
desnortada. ¿Y qué? Eso no explica el viaje. El viaje explica al personaje.
Jean-Marc Vallée
se equivoca también con la cámara en mano. La cámara en mano y los flashback destruyen cualquier historia
de viaje: la belleza, la contemplación, la búsqueda. Serenidad y mirada amplia.
Y no hay nada de eso en esta película cansina que avanza a trompicones.
El viaje de tu vida, tan reciente, al lado de ésta, es una obra maestra. Alma salvaje llega a resultar
enormemente aburrida, por su desconexión, por sus quiebros erráticos, porque no
cuenta nada y ni siquiera sabe si quiere contar algo.
Total, que Vallée se despistó e hizo una peli
de viajes sin el viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario