2/2/15

Alma salvaje

Ruta del Pacífico, de México a Canadá.
Cuando alguien emprende un viaje así, lo hace porque sí. Puede haber un pasado, unas circunstancias. Pero la gente torea con su pasado y circunstancias de muchas maneras sin hacer un viaje loco en solitario.
Lo hace porque sí. El sentido está en el viaje. Por eso le sobran todos los flashback. Todos. No me importa la caótica vida de sexo, alcohol, drogas, violencia doméstica, aborto, divorcio… El director quiere mostrar que es una chica desnortada. ¿Y qué? Eso no explica el viaje. El viaje explica al personaje.
Jean-Marc Vallée se equivoca también con la cámara en mano. La cámara en mano y los flashback destruyen cualquier historia de viaje: la belleza, la contemplación, la búsqueda. Serenidad y mirada amplia. Y no hay nada de eso en esta película cansina que avanza a trompicones.
El viaje de tu vida, tan reciente, al lado de ésta, es una obra maestra. Alma salvaje llega a resultar enormemente aburrida, por su desconexión, por sus quiebros erráticos, porque no cuenta nada y ni siquiera sabe si quiere contar algo.
Total, que Vallée se despistó e hizo una peli de viajes sin el viaje.

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