Esta es una película realizada con exceso de
autoconsciencia. Es buena porque el director tiene muy claro sus objetivos,
sabe lo que quiere y va a por ello empleando recursos apropiados. Pero tambien
tiene sus trampas cuando su imaginación no alcanza a expresarlo. Hay apuntes
sentimentales a todas luces innecesarios, hay una musiquita manipuladora en
momentos que tampoco son para tanto…
Está muy bien, eso sí, la evolución de ese
diálogo. La entrada del cónsul sueco y el modo en que introduce lentamente la
conversación hasta llegar a lo que a él le interesa es una delicia. Descubrir
por qué el general alemán hace lo que hace también es interesante.
Schlöndorff sabe dirigir con
elegantes movimientos de cámara y no se hace pesada en ningún momento. Todo
ocurre con la fluidez del agua del Sena (espoiler por si alguien no lo sabía)
que al final no se desbordó.
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