-A veces el pueblo no necesita a un héroe. A
veces necesita un monstruo.
Me gustan las motivaciones de Vlad para
hacer lo qué hace. Convertirse en Drácula para defender a su pueblo y a su
familia del ejército islámico. Ese juego de justicia, venganza, tentación y mal
está bastante bien llevado. Y me gusta la secuencia final, con una tal Mina en
el mercado de flores.
Pero todo lo demás, más que superfluo, me
resulta cansino, un tanto agotador. Batallas, efectos especiales, vamos para
acá y para allá. Acontecimientos un tanto caprichosos para rellenar el tiempo
que falta hasta la conclusión.
Obviamente no es tanto una película de
terror como una película de aventuras medievales con vampiros por en medio.
La subtitulan como La leyenda jamás contado. Y digo yo que si no la hubiesen contado tampoco pasaba nada, pero de algo tienen que vivir en Hollywood, supongo.
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