27/9/14

Frank

Chesterton narraba en La esfera y la cruz la historia de unos personajes que acababan en un manicomio. Pero eran los cuerdos quienes estaban dentro. Los muros del manicomio eran hacia fuera. Era el resto de la humanidad quien quedaba del otro lado, verdaderamente loca.
Algo de eso me recordó la película en su primer tramo. John es tecladista y compone canciones pop. Un día conoce a Sononprfbs, cuyo líder es Frank. Frank lleva una máscara. Oculta su rostro porque le asombra tener ojos, nariz, labios, la piel suave. Es el asombro ante el milagro de lo cotidiano. Le asombra el chirrido de un picaporte, un hilo deshilachado, el ruido sordo de un salto en la yerba y emplea una notación totalmente nueva. La música empieza desde cero.
¿Quién está loco? ¿Frank y sus colegas o John? ¿Hay que decantarse entre creación o fama?
No me gusta desde que salen de su manicomio particular. Ese intento de acceder a la fama y ver si son compatibles.
Extraña película, tan alternativa como la música de Sononprfbs, caminando por derroteros inesperados y movedizos. A veces aburrida, a veces muy inspiradora.

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