Mafia: gente que le tiene más miedo al
hambre que al infierno.
Y en Corleone, un pequeño pueblo cerca de
Palermo, tienen hambre. Y Totò Riina es el que más hambre tiene. Tanta
hambre que quiere la comida de toda la Cosa Nostra.
Totò columpia a su hija
mientras, en paralelo, sus sicarios matan a todos los miembros de una familia
rival. Y uno, que ya ha visto El
padrino, se límita a musitar: pues
muy bien. Hay muchos asesinatos, muchos. Más que dramático se vuelve
repetitivo y carente de originalidad.
Su interés no es tanto fílmico como de
crónica histórica. Es ficción, sí, pero fuertemente anclada a los hechos. La
serie es un notable esfuerzo para narrar en 6 capítulos 50 años de historia de
la mafia siciliana. Y sus ramificaciones en política, religión, policía,
masonería, banca, empresarios, prostitución, droga, fútbol, Estados Unidos,
Brasil...
Flojita en dirección, pero el esfuerzo del
guionista es descomunal. Pese a la enorme cantidad de personajes la trama se
sigue sin esfuerzo y uno se hace cargo de la locura que supone la mafia italiana.
No es fácil desarraigar un estado dentro del Estado. Y menos si el Estado está
conforme con lo que hay.
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