He aquí un director de cine dispuesto a
ajustar cuentas con los críticos, creando un retrato despiadado, cínico, cruel
y muy divertido. Téllez, que habla en español pero piensa en francés porque en off suena mejor.
Y por supuesto odia las películas románticas
como todos los críticos (aunque eso sí, Capra es Capra). Hasta
que una mujer se le cruza y su vida se convierte en una película cliché.
Momento Titanic = ataque de pánico.
Ahí están los clichés románticos
presentados, a la vez, como análisis y deconstrucción, como rechazo y
necesidad, como freno e inspiración.
Pero ese giro cerca del final no me lo
esperaba para nada. Muy hábil Hernán Guerschuny al presentar la otra
cara del cliché: la del director voyeur.
Una peli romántica bastante inteligente. Y
como el crítico tiene que ser malo, digamos algo negativo: ¿era necesario que
apareciese Leonardo Sbaraglia? Este tío parece tan imprescindible en el
cine argentino como en el fútbol Maradona.
-¿Por qué veo así, en cámara lenta?
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