Siempre he dicho que la mejor fruta es el
cerdo. Sé apreciar una comida exótica, un menú degustación, un toque de fusión.
Pero si me das un bocata de buen chorizo o buen jamón me tienes feliz.
Sé que la comida es importante, que tiene
trascendencia social, que puede ser la ocasión de reunión celebrativa. Pero
teniendo en cuenta que gran parte de la población mundial tira adelante con un
puñado diario de arroz, quizá no convenga exagerar.
Hubo en el pasado pelis magistrales sobre la
cocina. El festín de Babette.
Pero no eran pelis frecuentes. Deliciosa
Marta lo cambió todo. A partir de ahí se desencadenó la fiebre de la cuisine.
Jon Favreau escribe, dirige,
interpreta y se rodea de amigos: Scarlett Johansson, Sofía Vergara,
John Leguizamo, Robert Downey. Pero lo que tiene que contar es poca cosa.
Es una peli simpática, agradable, con muy
buen rollo. Pero cinematográficamente cojea. Le faltan giros y puntos de drama.
Dos horas para esta trama es demasiado tiempo en el horno.
La almohadilla del título, a veces, queda
justificada.
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