Sarah, Helena, Cosima, Rachel, Alison... ¡y
Tony!
Una madre con pasado delincuente, una
psicópata, una científica, una gerente de una gran corporación, una ama de casa,
un transexual atracador.
Todas ellas son Tatiana Maslany.
Clones.
Una actriz para interpretarlas a todas. Y no
es sólo que cambie voz, gestos, psicología. Es que, a veces, las unas tienen
que imitar a las otras y notas cómo queda algo de las dos. Las interactuaciones
de varias no han sido tan frecuentes como en la primera temporada porque debe
ser un trabajo brutal el de una actriz representando a seis personajes a la vez
en un mismo plano. Pero cuando coinciden, aunque sólo sean dos, siempre es
divertidísimo.
Y el entramado criminal: una corporación que
mata, soborna, clona y patenta personas. Ágil, vertiginosa, quemando etapas,
con giros y más giros. Con todo, en esta segunda temporada, se enredaron
innecesariamente en algunas situaciones, especialmente toda la historia de ese
rancho.
Están Leekie y Miranda, controlando todo.
Pero no tanto como creen y también se llevan sorpresas. Y hasta el calzonazos
de Donnie, de pronto, tiene una escena muy Pulp Fiction.
Felix. Un personaje extraño. Me sigue
mosqueando. Un gay graciosete. En apariencia, un comodín resultón. Pero si sólo
es eso me decepcionará. Yo creo que debe ser algo más, una sombra de alguien,
el gran secreto. Al menos el monitor de Sarah, ¿no?
Mi favorita sigue siendo Helena. Tan dulce,
tan desatadamente sádica. Y esa forma rasposa de decir sister.
-Hey sestra.
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