Es interesante el tema sobre el amor
espiritual y el amor carnal. Lo mucho que se parecen, lo mucho que se
diferencian, lo mucho que les une, lo mucho que les enfrenta.
Pero el gran acierto de la película no va
por ahí porque, de hecho, el modo de tratar el tema es un desastre. El acierto
es que dura poco más de una hora y se pueden oír suspiros de alivio entre el
respetable, igual que se oyen olés en una plaza de toros.
Recuerdo los monasterios de Meteora de las
clases de Historia del Arte. También recuerdo que salían en una de James Bond,
creo que en Sólo para tus ojos.
Me acuerdo porque, como era de Roger Moore, prestabas más atención a
cualquier otra cosa antes que a él.
En esta peli prestas más atención a esas
ocurrencias en dibujos animados (lo único bueno junto su duración) que a la
trama del monje-monja, que acaba por agotar y que en el fondo nos importa un
bledo. Así de mal están el amor carnal y el espiritual.
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