Además de un oído de madera tengo más
problemas con la música. El principal es que los cantantes se forjan un papel
casi indisociable de su música.
Si escuchas a Miley Cyrus es por el
papel de zorra que se ha fabricado y si escuchas a Adele es por su
máscara de chica maja. Del mismo modo nadie va a ver el documental de Justin
Bieber a no ser que se identifique con un Peter Pan fumado.
Así que, si vas a ver Amanece en Edimburgo, es porque te
gusta The Proclaimers. Si no te gusta, no hay nada que hacer. Las
cuestiones fílmicas, los caracteres, la trama, todo, pasa a un segundo plano.
Como en toda peli en la que tratas de
encajar canciones de un grupo hay mucho de forzado, situaciones inverosímiles y
atropelladas. Pero, en fin, yo estaba ahí porque me gusta The Proclaimers.
Me quedo con Oh Jean cantada por la aguardentosa voz de Peter Mullan.
Respecto a I'm Gonna Be (500 Miles)
realizan una versión que me pareció un destrozo, un desastre, un espanto. Es
una canción épica, por Dios, no una cursilada. Pero, claro, seguro que toda la gente de
esa plaza se lo pasó pipa colaborando en la coreografía improvisada.
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