3/3/14

Philomena

Odio profundamente esta clase de películas.
Me parecen tan baratas, tan rastreras, tan mecánicas, tan facilonas...
Stephen Frears es un director que me suele gustar. Pero al igual que otros muchos directores, tiene sus neuras. Y cuando le tocan la fibra, no hay quien pueda. En el caso de Frears es su oposición a la religión. Cuando lo ideológico se mete en su cine se echa a perder. Bueno, como siempre que gana lo ideológico sobre la narrativa.
Y mira que, con un poco de mesura, se podría haber hecho una peli interesante. Pero a las monjas las pinta con trazos demasiados negros y a la protagonista con trazos tan bondadosos que llega a parecer idiota. Muy bien Judi Dench, la verdad. Y a Steve Coogan lo pinta como... como él mismo, el equilibrio, la visión de la intelectualidad, la inteligencia, el sentido común, el punto medio perfecto e ideal que no es de nadie.
Con todo, el verdadero problema es otro. El problema es que es una de esas películas de apariencia dramática que esconde un culebrón sentimental: adopciones irregulares de niños, problemática gay, SIDA, muerte no esperada, conflictos de escuela de primaria...
Quizá te guste porque la peli busca desesperadamente la lagrimilla, la conexión emocional. A mí me ha parecido una basura de principio a fin. Salvando la interpretación de Judi Dench, claro. Otra nominación al Oscar que me parece un chiste.

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