-Mantuvo la ilusión de cierta elegancia.
Pues eso es la peli. Elegante, ilusoria.
Y muy efímera.
No pillo a este tío, en serio. Y no pillo la
razón por la que gusta a tanta gente. Y no pillo el motivo por el que tantos
actores se prestan a trabajar con él.
Sigo pensando que su mejor película fue la
de animación: Fantástico Sr. Fox.
En El Gran Hotel Budapest hay
una larguísima secuencia, la fuga de la cárcel y la persecución posterior, que
recuerda mucho a Fantástico Sr. Fox.
Pero en la peli de animación contaba algo. Aquí no sé si cuenta algo.
Elegante, sí. Sigue abusando de travellings laterales pero, al menos,
mueve más la cámara con otras variantes, quizá por eso me aburrió menos.
Un tono demasiado grave para ser comedia y
demasiado leve para ser drama.
No emociona, no nos implica, no logra que
los personajes sean suficientemente atractivos para interesarme.
Frente al adocenamiento de tantas
producciones americanas, tiene un punto de innegable originalidad. Pero sólo
eso es insuficiente, ¿no crees?
Y si Wes Anderson ha traducido en
esto los relatos de Stefan Zweig, tiene un problema neuronal mucho más
grave del que yo pensaba.
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