Los críticos americanos son unos cínicos.
Incapaces de apreciar una obra maestra como El árbol de la vida e incapaces de apreciar la sencillez de
aire clásico como Monuments Men.
Están ahí, riéndoles las gracias a las patochadas comerciales de medio pelo.
Que hayan puesto de vuelta y media a Monuments Men dice muy poco de
ellos. ¿Es un peliculón? No. No lo es. Podría y debería ser mejor. Pero es una
peli como las de antes. Entretenida, amable, sugerente, emotiva, encantadora,
divertida.
¿No hay sangre y cuerpos mutilados y tripas
al aire? No. ¿Parece una bélica de los años 50? Sí. Y por eso me gusta más.
Admito que, al haber estudiado Historia del
Arte, me puede el corazón sobre la cabeza. Pero conservo la suficiente para
saber que, sin ser una obra maestra, tiene el valor nostálgico de un cine que,
evidentemente, muchos han olvidado.
Pero supongo que los críticos de cine
americano no saben de qué hablo ni han visto a John Ford, Howard Hawks, John Sturges... Está claro que Clooney sí lo ha hecho.
Bien por él.
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